lunes, 17 de julio de 2006

UNA AGENDA PARA EL NUEVO RECTOR DE LA UTFSM



A) Reorganizar la Universidad en torno a la idea de comunidad. Esto significa declararla un proyecto de formación y generación de ideas con fines de servicio a la comunidad nacional e internacional, integrado por miembros comprometidos en su sostén y desarrollo según una misión que revisan y readecúan con frecuencia y destreza. Es poner las personas al centro de la gestión, para aspirar al máximo de su potencial creativo y realizador. Es invertir en las capacidades de las personas como prioridad. No caben "dueños" ni "amados líderes" ni "hombres fuertes" que gobiernan autoritariamente eternizando el temor, desamparo o incapacidad de los gobernados. Son miembros todos los "estamentos" necesarios para sostenerla, sin perjuicio de roles diferenciados según sus competencias. Significa que los procesos de diseño de futuro se construyen con el concurso de todos los miembros, organizados en torno a procedimientos coherentes y eficaces de trabajo para lo cual se entrenan. También significa que no cabe el fin de enriquecimiento personal abierto o encubierto, aprovechando la fe pública en el nombre de la institución. Que no cabe el establecer programas de enseñanza poniendo primero el estudio de rentabilidad y dejando fuera el análisis del impacto social que significan. No significa gobierno de asambleas, sino autoridades que responden a mandatos. Recordemos a nuestro aprendiz de dictador elegido para aquilatar lo que digo. Significa poner la ética del cuidado del patrimonio común al centro del imaginario colectivo.

B) Preparar la organización para formas participativas de acción. No se puede ser comunidad si los miembros de ella no saben cómo conducirse para que funcione. Hay que invertir muchos recursos en entrenar a todos los miembros de la comunidad en comunicar, escuchar, trabajo en equipo, reuniones eficaces, toma democrática de decisiones, espíritu de servicio, creatividad, creación y realización de proyectos, procesos de planificación estratégica, etc. Que cada cual sepa qué hacer y cómo hacerlo con otros.

C) Desarrollar procedimientos para la participación en la fijación de rumbo. La disposición necesita articularse en procesos con algo de ritual, en los que se pueda morar, como foco de la fe colectiva y vehículo de adhesión. Me imagino algo así como construir la cuenta anual de gestión en un balance que agrega los resultados de cada unidad o proyecto ¿Cómo nos fue? ¿Cumplimos las metas? ¿Pasaron cosas nuevas? Una unidad de estudios debe aportar análisis estratégico interno y externo, para dar paso a un proceso de fijación de nuevas metas para el año, trienio, quinquenio o decenio, según la escala de tiempo del proceso involucrado.

D) Rediseñar la práctica docente hacia formas más participativas, centradas en el estudiante y su creatividad. Las formas maquinales tayloristas de gobierno también se reproducen en la enseñanza. Desde docente arriba a alumno abajo, la clase magistral consagra el no escuchar, la idea de realidad objetiva inmutable que sólo cabe aceptar, el miedo al fracaso como emoción motriz. Se presentan contenidos en fragmentos que los estudiantes rara vez alcanzan a aprehender como partes de un todo, sólo destrezas intelectuales rituales que deben ser capaces de reproducir en la evaluación, y que luego olvidan por su nulo impacto emocional. No hay espacio para la creatividad ni para la ética en esta enseñanza. Así no se forman emprendedores flexibles, sensibles a una realidad caótica ni individuos éticamente autorregulados con sentido de servicio. Taller, Project-based learning, Problem-based learning, reflexión-acción son emblemas de lo que debemos incorporar. Esto no es independiente de ser comunidad, al revés, es el ethos que hace posible el trabajo cooperativo base de dichas metodologías.

E) Revisar la organización y cobertura del conocimiento que constituirá el patrimonio futuro de la institución. No es posible cultivar PBL o Talleres reflexivos en el seno de una estructura de unos pocos saberes desconectados y unidisciplinarios. Tampoco responder adecuadamente a las demandas sociales, específicamente las del mundo empresarial, gubernamental o las de los estudiantes en busca de una formación que los habilite para el liderazgo social. Necesitamos el concurso de otras disciplinas del mundo de las ciencias exactas, sociales o del pensamiento para aumentar nuestros sensores de realidad. No es posible que veamos las centrales hidroeléctricas sólo como máquinas de generar energía, con prescindencia de sus efectos ambientales, vecinales, socioeconómicos, etc. No basta la evaluación técnico-económica para decidir sobre Pascua Lama o las centrales nucleares en el futuro. El otro punto es que debemos reorganizar la institución para dar cabida a la complejidad de los problemas que acabo de citar a modo de ejemplo. Supone organizar centros interdisciplinarios de investigación y postgrado. Eso me sugiere una estructuración formal del tiempo de dedicación de los académicos en una fracción integrando unidades para la docencia disciplinaria profesional, otra para participar en I&D de problemas interdisciplinarios, y una más pequeña para cultivo de la calidad de vida institucional a través de clubes o círculos de orden deportivo, cultural o de acción social. Para crear postgrado transdisciplinario se necesita esta reorganización y recomposición de los saberes. La política de renovación del cuerpo académico creo que va íntimamente ligada a esta reorganización del patrimonio intelectual.

F) Construir un continuo formativo en conjunto con las Sedes. Independientemente de las dificultades técnicas, reglamentarias y culturales que esto pueda conllevar, creo que debemos transitar hacia un sistema unificado de formación con las Sedes, en un formato actualizado, y que refuerce la base de know-how de nuestra formación. Aparte de las razones testamentarias, es un tema de realismo frente a la demanda. Esto pasa por integrar nuevas áreas de conocimiento técnico acordes con la realidad económica y productiva del país. Temas como gastronomía, hotelería, turismo, redes, telefonía, comercio, administración, diseño, educación física, envases, control ambiental, etc. El formar para la pequeña empresa es todo un tema aquí. También pasa por revisar nuestra experiencia de programas especiales de formación continua, de modo de aplicar el modelo a otros campos. Y por supuesto, en el pregrado hay mucho que innovar en programas de formación más flexibles en sus contenidos, aparte de lo metodológico.

G) Abrir las compuertas y acoger las preocupaciones sociales en nuestro seno. Para fijar nuevos rumbos es necesario escuchar a aquéllos a los que se desea servir. A través de congresos, coloquios, foros, eventos, seminarios, etc. debemos lograr que el mundo empresarial, industrial, gubernamental, social o del pensamiento haga de nuestra comunidad un canal para expresar y elaborar sus inquietudes, dándonos oportunidad de influir y de avizorar necesidades apenas esbozadas, "abrir nuevos mundos" como dice Fernando Flores, para ir adelante. Es nuestra tarea salir del silencio, tejer las redes, servir de hogar al pensamiento y darle oportunidad de recrearse en una formación alimentada por este contacto permanente.

H) Estándares internos del desempeño y la remuneración de los académicos
Quizás el último tema crucial sean los estándares internos que regulen la vinculación con los miembros académicos: Nada de lo anterior es posible si no hay estándares de desempeño, sistemas de información y recompensas pecuniarias e intangibles que constituyan un todo armónico e inexorablemente justo. Evaluación académica más frecuente y universal, ascenso y descenso, remuneraciones asociadas a desempeño individual y colectivo coherentes en toda la institución, coherencia y transparencia en los métodos de evaluación y en los resultados agregados, oportunidad de incorporación de jornadas parciales a la evaluación académica, caminos honrosos pero inexorables de salida, etc.

I) Estatuto
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