lunes, 26 de mayo de 2008

A propósito del comunicado final del paro

El comunicado de la Asamblea General de Estudiantes me da una vez más que pensar. Como declaración "para la Tele", comprensible. Pero no es de buenos magos creerse los propios trucos.

A juzgar por la participación efectiva, excluyendo a quienes apoyaron por omisión, no es para tanto la declaración de madurez y democracia.

Hay mérito en la gestión de quienes mantuvieron vivo el movimiento, pero es autocomplaciente respecto de la participación y de la volatilidad de las estructuras de decisión. Ya he comentado sus debilidades democráticas en mi carta del viernes.

Conviene darse cuenta también que la asamblea es una realidad entre sus integrantes como estructura momentánea que se recrea día a día, pero carece de un rostro reconocible en el tiempo para quienes no son parte de ella, ni es transparente a quien representa efectivamente.

Sus líderes claman que representan a "los" estudiantes, pero ese es cuento viejo de todos los totalitarismos que se autoerigen en representantes "del pueblo" sin haber recibido mandato en condiciones democráticamente válidas. El que se fue para su casa no deja de tener derechos. Es apenas una democracia del que calla otorga, que no mejora un ápice la formal que tenemos, pero sí da pie a formas totalitarias que se arrogan manifestación activa sin haber pasado la prueba.

La asamblea da sensación de cuerpo, de comunidad a los que están presentes, pero no tiene estructuras para operar como ciudadano que escucha y suscribe compromisos con el resto de los que ocupamos este mismo campus, ciudad, país y planeta, y que no porque la asamblea actúe dejamos de existir. La asamblea se hace cargo de su propia experiencia, como cosa muy de jóvenes que actúan como centro de un mundo que sólo les incluye a ellos. El resto es obstáculo, recurso, etc. pero no es parte de ningún diálogo de personas.

Puede argumentarse que las autoridades actúan igual ¡no sin evidencia empírica!, pero eso traslada el tema no a la construcción de una mejor sociedad, sino sólo a cambio de actores en las mismas injusticias.

Hmmm!!


-------- Mensaje original --------
Asunto: [USM] Declaración Fin del Paro (Asamblea Estudiantes)
Fecha: Mon, 26 May 2008 10:33:35 -0400
De: Direccion General de Comunicaciones
Para: ,


Viernes 23 de Mayo de 2008
A la Comunidad Universitaria y a la Comunidad de Valparaíso:

En votación realizada el día de hoy, la Asamblea General ha decidido bajar el estado de Paro de la Universidad Técnica Federico Santa María - Casa Central, manteniéndose aún movilizados y en estado de alerta hasta la resolución de la Mesa a formar con el Gobierno, en la cual se tratarán de manera resolutiva, la derogación del Decreto Nº45 y la modificación del Decreto Nº20 y Nº212.

Luego de 37 días en Paro, en los cuales se trabajó en una estructura horizontal como la Asamblea General de Estudiantes, hemos logrado fortalecer el movimiento estudiantil de nuestra universidad. La Asamblea ha sido un espacio donde todos han podido opinar, levantar mociones y hacerse cargo de ellas, espacio donde han existido voceros removibles con el único poder de llevar la voz de la Asamblea. En ésta, la votación ha sido de un voto por persona, y no un voto por carrera, dando así igual valor al voto de cada uno de los estudiantes. Con todo lo anterior, hemos legitimado una democracia directa y participativa, por medio de una asamblea que ha ido auto-aprendiendo de sus errores y aciertos, generando la madurez del movimiento estudiantil de nuestra universidad. Todo esto ha dado esperanza en la organización, reflejada en la constante participación, llegando en su punto más alto a repletar en su totalidad el Aula Magna de nuestra casa de estudios. En este sentido, saludamos y agradecemos la participación activa de todos los estudiantes que formaron parte de las muchísimas acciones emanadas de la Asamblea. Cada una de estas aportó para avanzar a los fines que nos planteamos, en un comienzo, con esta movilización.

Nos bajamos del Paro, porque la problemática planteada por nosotros va ha estar siendo tratada en un Mesa Resolutiva con personeros de Gobierno vinculados directamente con el tema. Sin embargo, hacemos hincapié en que nuestro estado actual es de movilizados y en constante estado de alerta con respecto a los avances y logros de esta mesa en cuestión. Sólo depondremos nuestras movilizaciones respecto al tema, cuando el nuevo Decreto que venga a reemplazar al Nº45, como las modificaciones al Decreto Nº20 y Nº212, aparezcan publicados en el Diario Oficial.

Creemos firmemente en éste movimiento estudiantil organizado y consciente, el cual sabrá responder a las diversas problemáticas que afectan a la educación de nuestro país.

Atentamente

Asamblea General de Estudiantes
Universidad Técnica Federico Santa María
Casa Central

viernes, 23 de mayo de 2008

El legado del paro

A nuestros estudiantes de la carrera de metalurgia en la USM:

A 5 semanas de haberse iniciado el movimiento que mantiene a la USM en un estado de excepción, quiero expresarles algunos puntos de vista respecto de la situación presente:

Contenido del movimiento

El movimiento se inició en torno al proceso de otorgamiento de pases escolares, la norma tarifaria vigente y el riesgo de un alza abrupta en el valor del pasaje. A la fecha el movimiento ha logrado hacer conciencia del problema en un gran sector de la ciudadanía; también en obtener del gobierno un compromiso de congelación de la tarifa actual mientras se tramita una nueva legislación que establece un subsidio permanente y uniforme en todas las regiones al transporte de estudiantes en buses de la movilización colectiva. Está por concretarse también un mesa de negociación para explícitamente tratar la derogación de los decretos que fijan el marco actual. Desde este punto de vista específico, el movimiento puede considerarse básicamente como exitoso.

Base política del movimiento

El movimiento ha tenido el apoyo sostenido de la casi totalidad de los estudiantes, eso sí en distintas modalidades. La gestión creativa ha sido llevada por una fracción reducida del alumnado con un alto grado de compromiso con la misión autoimpuesta, ideando y poniendo en práctica diversas acciones para sensibilizar a la opinión pública y las autoridades. Una parte importante de estas acciones estuvo enmarcada en una lógica de no violencia activa que respeta escrupulosamente los derechos de terceros, lo que enaltece a sus gestores. Como es de esperar en este tipo de conflicto, también hubo acciones violentas, siendo lo más recurrido impedir el flujo vehicular en horas críticas, obligando a un gran número de personas a hacerse parte del conflicto de esta forma hostil y generando diversos enfrentamientos con la fuerza pública. Esta metodología escaló a un extremo inaceptable al atentarse una noche violentamente contra la seguridad física de personas inocentes que circulaban por la Avda. España, amparándose en la infraestructura de la institución. Esto provocó tanto un endurecimiento de la acción de la fuerza pública en lo sucesivo, como también una toma de conciencia del propio alumnado de los límites en las acciones que legítimamente se pueden emprender para hacerse escuchar. Posteriormente las acciones retomaron un cauce más expresivo que agresivo.

Paradojalmente, el mayor apoyo al movimiento proviene de los estudiantes que sin participar en acciones concretas, han validado con su ausencia el llamado a no asistir a clases. Sin su permanente y decidida contribución, el paro no podría haberse sostenido tanto tiempo. También lo han apoyado quienes estando en desacuerdo, han renunciado a hacer valer sus derechos. Sólo una pequeñísima fracción del estudiantado ha expresado su oposición en forma activa y permanente, enfrentándose sin éxito a la aplastante mayoría en favor del paro.

Consecuencias educacionales

Desde un punto de vista educacional, el paro ha sido una experiencia intensa de aprendizaje (en general, no sólo política) para quienes lo han sostenido activamente. A través de debates, tomas de decisión, diseño de acciones, puesta en práctica, conflictos, combates callejeros, aciertos, desaciertos, y reinvención periódica del sentido del proceso, han ganado un conocimiento que es mucho más que discurso, porque afecta el carácter. Sin embargo, el paro también ha desnudado algunas limitaciones colectivas que es necesario asumir:

La inacción como opción mayoritaria. Apoyar un movimiento por la vía de ausentarse de la Universidad es una postura de nula dificultad, que no exige nada de cada uno, y por lo mismo, de nulo valor educacional. Así no se crece. Así no se forman líderes. Así no se cumple la expectativa de una formación que habilite para jugar roles gravitantes en la empresa, la vida pública o la creación en sus diversas formas. En la misma línea, he escuchado explicaciones de parte de estudiantes que desaprueban el paro, asociadas a la actitud aplastante de muchos a la opinión disidente en las asambleas. Sin perjuicio de hacerse cargo de ese efecto de la metodología escogida por los estudiantes para tomar sus decisiones, debe llamarnos a reflexión la falta de opciones que un número probablemente importante de estudiantes tiene frente a un conflicto que rompe su fluir cotidiano. Siempre habrá situaciones inesperadas, donde se quiebra el consenso y se generan conductas que se desvían del equilibrio acostumbrado. Pero quienes se forman como ingenieros, deben asumir que sus roles profesionales siempre implican tomar iniciativa para enfrentar contingencias o crear rumbos de acción bajo presiones de todo tipo: económicas, tecnológicas, laborales, competitivas, climáticas, o de conflicto interpersonal. Actuar adecuadamente en estos contextos no es sólo un problema intelectual que se resuelve con "cursos". Implica desarrollar sensibilidad y temple del carácter, que sólo surgen de la práctica, de vivir situaciones reales y aprender a sortearlas, aprendiendo de los aciertos y desaciertos. Este es un tema que debemos incorporar a nuestra agenda de trabajo departamental, con una introspección colectiva y luego un debate acerca de cómo aprender a vencer los bloqueos y desarrollar conductas más activas frente a situaciones de cambio. Tenemos una tarea por delante.

En la misma línea de formarse para ejercer roles gravitantes a lo largo de la vida, es necesario desarrollar capacidad de construir propuestas. La ruptura de la normalidad generalmente surge por negación u oposición a una realidad u orden dado. Sabemos que un orden es una configuración improbable, escogida entre un conjunto mucho mayor de realidades alternativas. Rechazar es por ello una opción que no exige mucho pensamiento, sino más que nada coraje para enfrentar las fuerzas estabilizadoras de la represión externa y el miedo personal. La construcción de una nueva propuesta implica en cambio un proceso de construcción de un orden como visión específica, un trabajo de selección de opciones entre un sinnúmero de posibilidades que hay que ser capaz de imaginar, analizar y sintetizar. Esto agrega fuertes demandas de tipo intelectual a las personas, lo que también requiere formación y compromiso personal. No se puede esperar una acción eficaz en lo tecnológico, empresarial o político, sin ideas bien estructuradas. Para ello se requiere paradigmas poderosos, información de diagnóstico válida y planes de acción coherentes. Por lo mismo, tampoco hay que sobrevalorar movimientos que se sustentan en "no a" lo que sea. Nuevamente, aunque el currículo contenga oportunidades de desarrollo de capacidad de propuesta, no fructificarán si no son asumidas con claridad por los estudiantes en un compromiso personal y colectivo. También hay aquí un tema departamental en el logro de capacidades de construcción de ideas originales para orientar la acción. No basta con oponerse. Queremos formar constructores de una mejor sociedad.

Gobierno estudiantil. Los profesores hemos sido críticos del gobierno del conflicto en base a una asamblea de la fracción presente de estudiantes. Si bien esto responde a una realidad práctica (los demás estudiantes no están, la federación como organización está en colapso), la asamblea presenta debilidades intrínsecas como mecanismo de gobierno democrático.

La democracia puede ser directa o representativa, según el tamaño de la comunidad. La democracia directa es operacionalmente factible sólo en grupos pequeños de personas para dar una oportunidad efectiva de expresión a cada uno de los miembros, que conduzca a toma de decisión informada. Cuando la escala de la comunidad crece, se hace necesaria la delegación del poder en equipos reducidos de personas que pueden operar a su vez democráticamente (como un directorio) o bien elegir un monarca (presidente) con poderes definidos. La delegación se realiza a través de mecanismos plebiscitarios donde se debe garantizar el acceso a todos para ejercer su derecho a decisión informada y libre de coerción. Una asamblea demasiado numerosa es una delegación de facto del derecho a expresión a un número limitado de oradores. Dado que el número de oradores es una cifra aproximadamente constante, mientras mayor es el número de personas presente en la asamblea, menor es la probabilidad de tener derecho a expresión, lo que segrega a los partícipes en la clase activa de los hablantes y la pasiva de los oyentes.

En segundo lugar, dado que la circulación de informaciones es por vía oral, quienes tienen mayor conocimiento de la retórica y las artes teatrales están en posición ventajosa para ubicarse como hablantes e influir en los estados emocionales de los asistentes. Debe tenerse en cuenta que la proximidad física de grandes masas de personas es un efectivo inhibidor del sentido crítico, promoviendo en cambio conductas de respuesta impulsiva a estímulos metaverbales. Si bien estas prácticas se remontan a lo menos a la Grecia antigua o al circo romano, los regímenes fascista y nazi de la primera mitad del siglo XX desarrollaron técnicas sumamente elaboradas de manipulación en este sentido. Los espectáculos deportivos y los conciertos de música rock son otra muestra extrema de los estados de conciencia alterada que pueden lograrse bajo estas condiciones. La asamblea recurre sólo a la vía auditiva para comunicar ideas, a pesar de nuestra mucho mayor construcción de realidad en base a lo visual. La falta de texto escrito y el rol mayoritariamente pasivo de los presentes da escasa oportunidad de reflexionar serenamente en un diálogo activo. Si a ello se suma la práctica habitual de abuchear al que se expresa en términos divergentes, esto se constituye en un mecanismo efectivo de coerción de las minorías o las mayorías no entrenadas para resistir estas presiones, para beneficio de grupos organizados. El gran ausente es el respeto por un otro libre de presiones. El miedo es claramente un restrictor de las posibilidades de acción, reduciendo el campo de conciencia a unas pocas opciones susceptibles de manipulación por parte de los más fuertes. Además, aunque no hay señales de que esté ocurriendo algo así, el voto no secreto da pie a formas concretas de coerción a través de amenazas de agresión veladas o abiertas a quienes piensan y opinan distinto de grupos de poder.

Debe asumirse en todo caso que en toda delegación de poderes también se esconden formas potenciales de abuso, generalmente asociadas a la manipulación de la información, a la gestión en función de intereses arbitrarios o ajenos a la comunidad o al uso abusivo de recursos comunitarios. Los grupos organizados pueden influir de otras maneras (propaganda, desinformación, terrorismo, uso intensivo de recursos provenientes de los más poderosos, sobornos, etc.), por lo que no debe deducirse de nuestra crítica que sólo la asamblea presenta limitaciones. El propósito de nuestro análisis es más bien alertar a los estudiantes, respecto de las implicancias de sus decisiones soberanas en materia de mecanismos de gobierno de sus acciones como comunidad. El gobierno democrático requiere de mecanismos adecuados al tamaño de la comunidad para ofrecer un proceso legítimo de toma de decisiones participativo, libre e informado.

Ser dirigente. También he observado la curiosa mutación de los dirigentes en "voceros", donde éstos declaran no tener poder y ser simples portadores de mensajes desde y hacia la asamblea. De partida esta es una entelequia (un invento artificioso) que oculta el hecho práctico de que por el sólo hecho de tener más información, y de controlar su flujo, ya se está en una posición de poder para influir en las decisiones. Tales "voceros" son de hecho dirigentes en una posición muy cómoda, porque siempre pueden eludir responsabilidad en la suscripción de compromisos. Sin embargo, también tengo la impresión que en un número no menor de casos, la vocería es más bien expresión de una sensación personal de impotencia, de incapacidad de influir en la opinión de los demás. En otras palabras, de incapacidad de liderar. Los dirigentes per se son a la vez intermediarios de información y generadores de opinión. Para ello requieren obviamente de confianza en sí mismos y su capacidad retórica, para decir sin temor lo que piensan frente a una multitud. Esto parece estar ausente de algunos de nuestros dirigentes. Esa es también una tarea formativa que es de interés institucional abordar. No vamos a formar grandes emprendedores, gerentes o líderes políticos a partir de estudiantes que sólo se sienten capaces de repetir mensajes, sin tener algo propio que decir, o la voluntad de hacerlo, o la habilidad para comunicarlo con éxito.

Ajedrez y fútbol. Otra curiosa construcción mental que observo es la tendencia indiscriminada a calificar de excesiva la violencia policial, mientras se subestima la propia. Sin duda que la policía puede cometer efectivamente excesos en su accionar, pero eso no significa que sea así en todos los casos. Por lo general, la policía actúa en forma reactiva contra grupos cuya conducta va desde no dar garantía de actuar pacífico (a juicio del responsable de la fuerza en todo caso, algo de por sí interpretable), hasta disolver manifestaciones flagrantemente violentas, con toda una gama de posibilidades intermedias. Cuando actúa, lo hace obviamente por la fuerza, y en ese contexto siempre hay damnificados. A modo de analogía, si en medio de una partida de ajedrez, un jugador propinara un puntapié a su rival en cualquier parte de su anatomía, sería una falta descalificadora inaceptable. En un partido de fútbol, en cambio, los puntapiés se suceden una y otra vez, generando tiros libres, tarjetas amarillas y expulsiones según la circunstancia y el juicio del árbitro. Pero todo el mundo asume que la gestión de esas faltas es parte del oficio futbolístico. Lo que resulta eso sí incoherente, es que se juzguen los propios puntapiés como parte del juego en el fútbol, mientras que los de la policía se los juzga como si se tratara de un partido de ajedrez. Siempre hay que dar una segunda mirada a esos juicios.

La falta de oferta de la USM más allá de la docencia para "estar" en ella
. La ausencia de tantos estudiantes durante este conflicto me invita a pensar acerca de lo poco acogedora que la institución resulta a muchos estudiantes. ¿si no hay clases, no hay nada más que hacer? Deporte, eso se ha visto. La acción politica del paro, también. Sin duda, otras acciones que no identificamos de individuos o grupos. Pero me queda la impresión que para la gran mayoría ausente la USM no es el espacio propio para construir sus sueños junto a sus amigos, sino un sistema ajeno de exigencia docente de rasgos más bien opresivos, del que huyen cada vez que pueden. Hace muchos años, durante una huelga, aprendí a usar cada uno de los componentes y accesorios del hoy extinto microscopio Leitz MM5, una joya tecnológica de entonces. No se me pasó por la mente no venir a la USM, sólo estuve ocupado en cosas que me interesaban a mí y algunos otros compañeros, y que tuve oportunidad de aprender entre medio de otras actividades. Quizás los profesores de aquel tiempo fueron más acogedores de lo que somos nosotros hoy día. Me entristece esa ausencia, tanta oportunidad desperdiciada.

La coyuntura

Escuché personalmente al Vicerrector Académico apelar al buen juicio de los dirigentes de centros de alumnos durante una reunión para que ejercieran su rol de tales y sopesaran los costos y beneficios de mantener el paro frente a sus compañeros. Ya se agotó toda la holgura que el calendario permitía para postergar este semestre y el siguiente. Si las clases se reiniciaran el martes próximo, el segundo semestre terminaría entre el 15 y 18 de diciembre, con todos los trastornos y mayores gastos que eso trae de por sí a los que no viven en esta zona. Si el paro continúa por más tiempo, sólo podría mantenerse el compromiso docente programando actividades en enero, lo que genera ya dificultades prácticamente insalvables. Sorpresa me ha causado descubrir que algunos de los dirigentes presentes escucharon este llamado como una presión amenazante. Personalmente no percibí en modo alguno que hubiera un matiz de amenaza en las palabras del vicerrector, salvo el peso de hacerse bruscamente cargo de las demás consecuencias de sostener el paro.

Hago mío el llamado del vicerrector, y les invito a retomar la vida académica normal, con los aprendizajes que deja este proceso, y por sobre todo, para hacernos cargo de los desafíos que procuré perfilar a lo largo de esta carta.

Cordialmente

Waldo Valderrama R.
Director
Departamento de Ciencia de Materiales

miércoles, 7 de mayo de 2008

CARTA ABIERTA A LOS ESTUDIANTES

Motivación

En las últimas tres semanas ha estado suspendida la actividad docente del pregrado en la Casa Central, por iniciativa estudiantil, en un proceso gatillado por el conflicto en torno al sistema de transporte público para estudiantes (emisión de documentación, vigencia del beneficio, tarifas, etc.). Este estado de excepción y los diversos comportamientos en torno al mismo me parecen una buena oportunidad para reflexionar en conjunto acerca de cómo mejorar nuestra vida universitaria y mejor lograr nuestras metas educacionales. Con esta motivación, me permito dirigirles estas líneas, con la esperanza de abrir conversaciones y generar nuevos proyectos.

Las cegueras del conocer y el sentido del diálogo
Antes de entrar en materia propiamente tal, quiero recordar características humanas esenciales que subyacen siempre a todo intento de comunicación.

Los seres humanos, por nuestra estructura neurológica (1), tenemos un modo interpretativo de comunicarnos (2), muy diferente de la radio o computadora. Estas últimas se comunican cuando un receptor reproduce los mensajes en correspondencia casi exacta con lo enviado desde el transmisor. Los seres humanos en cambio, cuando recibimos un mensaje, gatillamos un proceso de producción de una interpretación en nosotros mismos que no es el mensaje original, sino algo nuevo y propio de nosotros. Cuando escuchamos a alguien, lo que hacemos es traducir su mensaje, construyendo en nosotros mismos un significado, una emoción y una disposición para la acción, pero según nuestra propia experiencia y estructura. El mensaje sólo selecciona una posibilidad de comportamiento entre todas las que nos son posibles. Es como la guitarra, que suena de ciertas muchas maneras, pero sólo ésas. El guitarrista no produce el sonido, sólo lo selecciona de entre los posibles.

La comunicación es de suyo precaria. En el proceso de escuchar, podemos omitir cosas. Podemos generalizar a partir de un hecho puntual, sin base lógica. Podemos distorsionar el mensaje para hacerlo encajar en nuestros paradigmas, o para adaptarlo a los bloqueos que impone nuestro sistema emocional. Nuestros afectos influyen en nuestro juicio. El tiempo trae el olvido y la reinvención.

La palabra va también acompañada del gesto, de la inflexión, el tono, y todos aquellos matices que modulan la emoción, nuestro diccionario instantáneo de interpretar. La ira o el miedo modifican profundamente nuestra capacidad de escuchar, y pueden ser gatilladas desde la teatralidad de uno o más oradores, llevándonos a actuar o no actuar de maneras que después nos asombran cuando la emoción se agota. Nuestros afectos y emociones influyen en nuestro juicio (3).

El punto central se resume en el aforismo mi mente no existe sin tu mente. Aunque nuestra experiencia es estrictamente individual, pensar no es individual, sino social. Lo que se asume cierto está determinado por la cultura en la que crecemos. No es posible conocer objetivamente “la” realidad, y por ello acceder a “la” verdad. Nadie puede arrogarse la autoridad de obligar a otro a aceptar sus visiones como “las” visiones. Por el contrario, mi saber no se realiza si tú no me entiendes. Y nadie es tan ignorante como para no poder enseñarte algo. El saber es algo colectivo, se valida por su poder en la acción con otros.

Esto último es el cambio de acento más importante. Desde construir verdad a construir cultura. Desde lo individual a lo social. Desde mandar basado en el miedo a persuadir inspirando confianza. Dialogar no es otra cosa que explorar un tema complejo trascendiendo la comprensión de un solo individuo. No se trata de ganar o perder. Todos ganamos si lo hacemos correctamente, obteniendo una comprensión que no se podría obtener individualmente.

Yo soy parte de todo esto. Comparto esas limitaciones humanas. Y la incoherencia entre el pensar, decir y actuar. Lo que diré a continuación no es ni verdadero, ni falso, ni relativo. Es sólo un intento de convocatoria a un diálogo que me compromete a aceptar mis propias incoherencias.

El sentido de suspender la docencia normal
Intento entender el sentido del paro. Trataré de modelar buscando una lógica coherente.

Si es un problema de dinero, por principio, las huelgas buscan causar un perjuicio que fuerce a la contraparte a negociar en medio de un conflicto. El mayor costo del pase escolar que está en juego es del orden de $60.000 a $120.000 anuales, mientras que sólo un mes de vida universitaria implica una inversión muy superior a esa cifra. Ya me merece duda esta explicación. Siguiendo con esta visión monetarista, la violencia callejera sería una estrategia coherente. Al causar daño público, se presiona a la contraparte estatal a negociar concesiones. Sin embargo, el costo en gran medida no lo paga el estudiante, sino su familia, la institución y el Estado por la suspensión y prolongación de actividades, y el público por la violencia callejera.

Quizás la lógica se ajusta a los métodos no-violentos, que se basan en poner a prueba la credibilidad de las declaraciones que profesa un grupo social, y sus autoridades en particular, provocando una crisis emocional. Por ejemplo, la huelga de hambre pone a prueba el derecho a la vida que la constitución de los estados suele otorgar a los ciudadanos y que es tarea de las autoridades garantizar. A su vez, es un llamado a los conciudadanos a hacerse cargo de la injusticia de alguna situación y a actuar en consecuencia. No hay ninguna agresión física a nadie más que a uno mismo. Lo esencial es aquí la difusión mediática o directa de las acciones, de modo de provocar el efecto emocional buscado.

Las huelgas estudiantiles quizás se inscriben en la misma lógica. Al suspender el trabajo docente, nos autoinferimos un daño, mientras denunciamos la falsedad de algún proceder, la existencia de un abuso, de alguna negligencia, o la vulneración de un principio importante. Publicamos letreros, hacemos declaraciones a los medios e inventamos toda clase de acciones para que el público se entere de nuestra denuncia y solidarice con nosotros, a la vez que respetamos escrupulosamente los derechos de los demás.

Otra hipótesis: el terrorismo consiste en causar un daño desmedido a una muestra de inocentes por un proceso de selección impredecible e impune, de modo que todos se sientan amenazados. Puede utilizarse para lograr que las autoridades se sometan a nuestros requerimientos en pro de evitar males mayores. Para tener éxito, se requiere organización y entrenamiento, anonimato por dilución en una masa de individuos similares indistinguibles, ausencia de estructuras formales con responsables visibles y un discurso encendido en nombre de alguna causa justa. Los procesos de toma de decisión de estructuras fugaces en condiciones de manipulación escénica y ahogo de los más débiles son ideales para albergar estas formas de acción.

Pueden proponerse otras hipótesis, como las basadas en la Tercera Ley Fundamental de Carlo Cipolla (4) sobre el comportamiento humano , que se refuerza con la propuesta interpretativa de Hanlon (5) de las acciones humanas. Pero hasta aquí por ahora.

Sin duda que en los últimos acontecimientos encontramos elementos de cada una de estas hipótesis explicativas de qué está ocurriendo. ¿Cuál es la verdadera? Por ello el largo preámbulo sobre realidad y verdad. Personalmente no creo que ninguna sea “la” verdadera. Hay demasiadas personas distintas con demasiadas historias personales para simplificar de esa manera las cosas. Lo importante es lo que podamos aprender de la experiencia de estos días.

¿Qué personas queremos ser? ¿Qué sociedad queremos construir? ¿En qué mundo queremos vivir?

Aprendemos mucho más de lo que hacemos que de lo que estudiamos y decimos. Cómo hacemos las cosas es entonces central, porque ese es el aprendizaje permanente. Un ejemplo tremendo de ello son todos aquellos antiguos combatientes que fueron entrenados para la subversión en nombre de la justicia y la lucha contra la opresión, que desaparecidas las condiciones para las que se prepararon, han pasado a engrosar las filas de los delincuentes porque nunca pudieron aprender a vivir de otra manera.

Sin duda que cuando nos vemos enfrentados a lograr nuestros objetivos, hay una tentación por el recurso a la fuerza, que parece rápida, eficaz, movilizadora, nos da una embriaguez transitoria de poder. Sin embargo, aquí es pertinente examinar la ecología de la acción, es decir, la totalidad de los impactos que genera nuestro accionar en un entorno complejo. Edgar Morin (6) nos dice sobre este tema -“Toda acción escapa cada vez más de la voluntad de su autor a medida que entra en el juego de las inter-retro-acciones del medio en el cual interviene”-, y agrega “Los efectos de la acción dependen no sólo de las intenciones del autor, sino también de las condiciones propias del medio en el cual se desarrollan dichos efectos. Se puede considerar o suponer los efectos a corto plazo de una acción, pero sus efectos a largo plazo son impredecibles”.

Si actuamos con violencia, establecemos la violencia. Y los dañados por ella generalmente superan con creces a los beneficiados. Es análogo a la droga y sus efectos de largo plazo.

No da lo mismo cómo hacemos las cosas, a qué recurrimos, ni basta con cuidar desde qué intenciones actuamos. Somos responsables de los impactos que generamos, por impredecibles que sean. Este es el dominio de la ética y la responsabilidad social(6), con las personas, con la sociedad, con la Tierra.

Ética tiene su raíz en ethos, la palabra griega para señalar el lugar en que vivimos en común, la morada en común. Por eso también se llama moral. La ética no es un complicado conjunto de reglas para deducir lo que es correcto, sino la conducta competente de una persona afectivamente sana que siente que pertenece a una comunidad y el entorno físico que la sustenta, y cuida de ambos reflexionando y actuando según sus mejores capacidades, porque se identifica con ella (7).

Dos de los objetivos educacionales de la formación de ingeniería que serán crecientemente evaluados en los procesos de acreditación por su trascendencia en la vida social futura son a) desarrollar un entendimiento de la responsabilidad ética y profesional y b) desarrollar una educación lo suficientemente amplia para comprender el impacto de la soluciones de la ingeniería en un contexto global y social.

El acervo científico y técnico puede enseñarse en clases y evaluarse a punta de exámenes, por aburrido que ello sea, porque versa sobre sistemas que no aprenden, que cambian según pautas conocidas y validadas. La responsabilidad social para con todos los afectados por nuestras acciones, incluyendo el entorno, pertenece en cambio al ámbito de la comunicación humana, de las interpretaciones que cambian permanentemente. No tiene sentido dar clases de ello. Sólo se puede descubrir en momentos como éstos, enfrentados a los dilemas de la acción. Admiro a los que se equivocan. Y les pido que me permitan conversar y aprender con ellos. Tenemos mucho que descubrir.

Lamento también mencionar que los que se refugian en sus casas para capear este temporal malgastan sus oportunidades de templar su espíritu cultivando sus capacidades y convicciones cuando importa. Son los que menos aprenden, los que menos crecen.

Waldo Valderrama R.
Mayo de 2008


(1) Maturana, H. y Varela, F. “El árbol del conocimiento”, Ed. Universitaria, 1984.
(2) Echeverría, R. “Ontología del Lenguaje”, Dolmen, 1994.
(3) http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/Articulos/los7saberes/capituloI.asp
(4) http://www.eumed.net/cursecon/economistas/Cipolla.htm
(5) http://es.wikipedia.org/wiki/Principio_de_Hanlon o
http://en.wikiquote.org/wiki/Robert_J._Hanlon
(6) http://blog.pucp.edu.pe/eticaRSU
(7) Varela, F. “Etica y Acción”, 2ªEd., Dolmen, 1996.

¿Cómo funciona este mundo?


Durante toda mi vida he buscado construir una interpretación efectiva del operar del mundo. He buscado en las explicaciones religiosas, en las científicas clásicas, en la síntesis que alguna vez propuso Teilhard de Chardin de Ciencia y Cristo, en el perfil del hombre de Saint-Exúpery en Ciudadela, y otros más. Las propuestas refundantes de lo humano de Maturana y Varela en “El árbol del Conocimiento”, el desarrollo de lo lingüístico realizado por Echeverría en su “Ontología del Lenguaje”, y ahora último, el trabajo de Varela sobre el operar efectivo de la mente , representan etapas recientes de un hilo que se resume en querer VER. Como dice Teilhard de Chardin al comienzo de “El Fenómeno Humano”, “ver y hacer ver”. Cimentar en una base coherente el pensar, entender y actuar.

Lo aparentemente paradójico es que lo anterior es un imposible por varias razones. La primera de ellas aparece simbolizada en la pintura de Magritte adjunta, y es la conclusión de buena parte del esfuerzo filosófico del siglo XX: no importa cuán sólida y coherente sea la base de nuestra construcción, y la base de la base, en algún momento esta base se hace etérea y es materia de fe, de aquello que se asume cierto.

La segunda razón es que mi mente no existe sin tu mente. Aunque nuestra experiencia es estrictamente individual, pensar no es individual, sino social. Lo que se asume cierto está determinado por la cultura en la que crecemos. Y esto nos lleva al fenómeno de la deriva, del deterioro del saber que se olvida o distorsiona, de la creación que se inventa, del paradigma que ilumina y encierra. Mi saber no se realiza si tú no me entiendes. Y nadie es tan ignorante como para no poder enseñarte algo. El saber es algo colectivo, se valida por su poder en la acción con otros. Esto último es el cambio de acento más importante. Desde construir verdad a construir cultura. Desde lo individual a lo social. Una visión que nos convoque a una mirada común.
Lo que sigue son algunos comentarios a la Ontología del Lenguaje de Rafael Echeverría.

El tránsito desde la tradición oral a la escrita: invención del alfabeto y surgimiento de la filosofía.

• Es sorprendente que la poesía haya sido originalmente “una tecnología para memorizar”, y que el problema de recordar fielmente haya generado una serie de otras nemotecnias. La veracidad o la coherencia en la representación del mundo desde el lenguaje no tomaban forma aún como problemas.

• En la tradición oral, la sintonía emocional con los auditores es esencial para mantener su interés y asegurar la supervivencia del texto. El canto del poeta crea el “encanto” en su público, el que resuena intelectual y emocionalmente en un trance colectivo.

• El texto escrito puede sobrevivir a un olvido temporal. El saber se torna así “objeto” en el mundo, independiente del que sabe, y que puede ser percibido una y otra vez.

• El habla es auditiva, evanescente, mientras que el texto escrito es espacial y permanente.

• La escritura liberó energías que hicieron posible la reflexión. Fue posible pensar temas complejos sin temor a olvidarse o confundirse, así como cambiar de idea una y otra vez guiados por un nuevo criterio: la lógica, inspirada en las coherencias recurrentes de los fenómenos naturales.

• Lo dicho ya no necesita ser dicho por alguien en particular, y adquiere vida o “ser” propio. En vez de concentrarse en los objetos cambiantes, surge el interés por lo permanente y común a todos ellos. Se configura la idea de realidad y la idea misma de idea.

• Que al poder recorrer los relatos orales transcritos una y otra vez, fue posible resumirlos, estructurarlos y “ver” las ideas esenciales. Estas categorías constituyeron la filosofía, la preocupación por lo real y verdadero.

• Se asume que es posible conocer lo real y lo verdadero, y que cada objeto posee atributos permanentes que configuran su ser. ¿Es aquí cuando surge la idea de alma humana?

• La razón orientada a comprender las coherencias del mundo hace posible un control creciente de fenómenos naturales, y se constituye en el rasgo esencial de la especie humana para la cultura occidental. Ser humano, se dice, es poder razonar. El lenguaje es sólo el vehículo del razonamiento.

• Más tarde, la imprenta hizo que estas categorías de los hombres educados (alfabetizados) se extendieran paulatinamente a toda la sociedad a través del sistema educacional.

• Descartes refuerza la idea de mundo objetivo (res extensa) que es comprendido a través de la razón del que piensa (res cogitans). Ambos son ámbitos completamente separados, y la mente “reproduce” el mundo en sí a través de la razón, la que asume a su vez capaz de comprenderlo. La ciencia descansará fuertemente en este supuesto. Lo natural es visto como un gran mecanismo.

La nueva visión

• La filosofía del Siglo XX ha visto tambalear la posibilidad de acceder científicamente a una verdad independiente del observador .

• La producción audiovisual, y luego la comunicación electrónica, han puesto el énfasis en lo observable sensorialmente antes que en el pensamiento abstracto. Ello unido a la enorme aceleración de los procesos de aprendizaje, ha hecho que la noción de cambio capture el primer plano de la atención, relegando lo permanente de las cosas a un segundo plano.

• No da lo mismo una educación basada primariamente en leer ensayos que una basada en novelas. U otra basada en información audiovisual respecto de una basada en lectura. Ni una individual con acceso a fuentes de información diversas respecto de otra basada en conversaciones. No da lo mismo ver cine que televisión por cable. No da lo mismo leer en papel que navegar por textos en Internet. Hay formas distintas de percibir, pensar (y actuar) que se desarrollarían en cada caso, activando “circuitos” cerebrales diferentes.

• Desde la neurobiología y la filosofía se abre paso una interpretación nueva del operar del sistema nervioso y la mente humana. Por un lado, se establece la clausura operacional del sistema nervioso. No es posible conocer una realidad independiente del observador que observa. Por el otro, el lenguaje es reinterpretado como el dominio social en el que se construyen las realidades individuales. El lenguaje es generador de acciones y realidades, en una permanente reconstrucción de los relatos que dan sentido a las acciones propias y la de nuestros interlocutores. Vivimos en mundos interpretativos.|

• El diccionario es una institución precaria, incapaz de cubrir todos los significados de una palabra o frase que un ser humano puede escuchar. Los significados están además en permanente deriva. El significado está moldeado por la circunstancia y la historia de los que escuchan.

• Al no tener nadie acceso a una verdad absoluta, lo que corresponde es el respeto, y la cooperación en la construcción de realidades congruentes, haciéndose cargo de que dichas realidades son precarias, se deterioran y siempre llevan el sesgo de las personas que las conforman.

• La comprensión de la estructura del lenguaje (afirmaciones, declaraciones, juicios, promesas, ofertas, etc.) facilita el trabajo de construir dominios de cooperación.

• La formación de científicos e ingenieros debe abrirse a la profunda diferencia que significa interactuar con sistemas tecnológicos o naturales que no aprenden, respecto de aquéllos que sí aprenden, las personas. La reproducibilidad de la conducta de un dispositivo o fenómeno es lo que permite estudiarlo desde la perspectiva de la ciencia. Es posible hacer afirmaciones que podrán ser validadas posteriormente, dado que el sistema objeto de estudio no modifica su comportamiento. Por ejemplo, la caída libre podrá ser descrita por ecuaciones cinemáticas que se verifican cada vez que se requiere. Es una realidad permanente que no puede ser modificada por el que observa, puede ser registrada y devenir en sagrada y verdadera escritura para ser enseñada por los doctores de la ley.

• Cuando el sistema aprende, se hace difícil comprenderlo desde la ciencia, salvo en aquellas dimensiones que permanecen, que se repiten: su morfología, evolución biológica, conducta general. El aprendizaje implica una realidad en permanente modificación para el que aprende, de significados y motivaciones en permanente revisión, que se traducen en conductas también cambiantes en función de nuevos sentidos para los mismos signos. Lo dicho ahora ya no significa lo mismo algunos instantes después, luego de comunicarse. El enfoque ya no es la ciencia, sino la comunicación, la construcción de un mundo en común a través de un lenguaje que es portador de una historia de convivencia y de significados ya establecidos por el uso, el que aprendemos a lo largo de nuestra vida inmersos en la comunidad que lo sustenta.

Cuando se enfrenta la comunicación con los patrones de la ciencia, sin duda aparecen situaciones conflictivas: el "científico" ve cambios inesperados, caos porque nada se reproduce, y se embarca en intentos de simplificar omitiendo, generalizando o distorsionando para lograr construir un modelo que "funcione". El interlocutor siente frustración por un interlocutor rígido que no percibe el fluir de los significados, que se aferra sólo a las coherencias de lo material, que es incapaz de poesía, que no dialoga ni aprende, con el que no se puede construir ningún puente de creación.

• El conocer también requiere de nuevas visiones. Se ha dicho con insistencia que conocer es adquirir y "asimilar" información. Este modelo supone erróneamente que el cerebro almacena representaciones mapeadas de la información sensorial que a su vez sería reflejo de la realidad. La neurobiología propone en cambio la clausura operacional del sistema nervioso: lo que experimentamos está determinado por la estructura o configuración del sistema nervioso en ese instante, la que a su vez depende de la historia previa. Las percepciones sensoriales activan cambios de estado, respuestas posibles en el sistema nervioso, pero de ninguna manera adquieren datos. El que haya alguna correlación entre el estímulo sensorial y la reacción es parte del vivir en comunidad y en un cierto entorno, que genera encadenamientos recurrentes en la conducta. Pero del mismo modo, a veces malentendemos, malinterpretamos o deducimos respuestas absolutamente ajenas al sentido previsto por nuestro interlocutor, haciendo visible que escuchar es siempre crear una respuesta en nosotros según nuestra manera particular de ser en ese momento, y no procesar los datos que recibimos.

Conocer es actuar efectivamente en un contexto. Cada ser vivo conoce, en el sentido de tener conductas congruentes con su entorno. La planta que crece, o la flor que se abre en el día y se cierra de noche, "conocen" estas conductas apropiadas a su entorno. Y cuando el entorno no es el apropiado, o aprenden o mueren. Si se pone una planta en un tarro cerrado con un agujero en alguna parte, muchas plantas modificarán su crecimiento para poder emerger a la luz a través del agujero. "Conocen" cómo resolver ese desafío tras haber evolucionado en ecosistemas boscosos donde esa conducta es fundamental para sobrevivir.

Conocer para las personas es también saber actuar efectivamente, que es distinto de hablar o escribir de la hipotética acción que efectuaría en el contexto imaginado, que es lo que se le pide en las evaluaciones del aprendizaje. Hay una gran cantidad de circuitos neuronales que no se activan cuando el aprendizaje se basa en representaciones imaginarias antes que en experiencia.

Revisar lo que se entiende por conocer, por realidad, por verdad, por lo humano, debe conducirnos a profundos cambios en la forma en que operan las organizaciones educacionales, sus relaciones sociales, su infraestructura material, su uso del tiempo, su forma de evaluar el conocimiento y las dimensiones humanas que serán efectivamente objeto de atención.