martes, 5 de junio de 2007

Replanteo de Plan de Estudios

“El Ford T, accesible en cualquier color con tal de que fuera negro, pasó a la historia”.

El tamaño y diversidad alcanzado por la población universitaria hace posible y necesario respuestas formativas diferenciadas por segmentos para atender a la demanda (Brunner, 2004, Vera, 2007). El factor más inmediato para definir segmentos es el poder socioeconómico con el capital social e intelectual asociado al mismo: carreras largas, complejas, costosas, liberales y rentables en un extremo; carreras cortas, simples, técnicas, de bajo costo, orientadas a demandar empleos en el otro extremo, y una gama de casos intermedios. Esto plantea un supuesto dilema entre calidad y volumen.

Otra segmentación posible, transversal a la anterior, se refiere a la postura frente al conocimiento, el aprendizaje y la acción: muchos jóvenes llegan a la ingeniería como proyección de su éxito en matemáticas en el colegio y la perciben como una profesión que provee buena remuneración, mando, prestigio social y una vida segura. Para ellos es obvio que estudiar ingeniería es más matemáticas, física y cursos en general, y aunque no les motiva especialmente, se resignan a esta realidad. Sin embargo, quien haya trabajado con estudiantes de primer año, podrá fácilmente distinguir un tipo de estudiante que se interesa por la ingeniería primariamente como campo para desarrollar talento tecnológico y emprendedor, y cuya aproximación al aprendizaje es a través de hacer cosas nuevas: la teoría viene después, cuando hace falta. A este estudiante, el método tradicional de formación puede resultarle una experiencia altamente frustrante. Muchos de ellos engrosan las listas de eliminados. Otros que presentan desempeños académicos “mediocres”, cuando logran dejar atrás la Universidad despliegan capacidades y logros extraordinarios que sorprenden a sus profesores.

Buscar clientes en vez de empleos.

Lo que pocas veces se tiene en cuenta es que la gran mayoría de los ingenieros hace un uso muy reducido del bagaje matemático y físico de la formación tradicional. Su principal tarea diaria no es calcular, sino identificar problemas u oportunidades, entender la dinámica del sistema y articular procesos de intervención usando tecnologías para satisfacer clientes en forma competitiva. Los servicios de ingeniería especializados se compran cuando son requeridos. En cambio, las habilidades para el trabajo en equipo, para comunicarse, para aprender con rapidez, para “escuchar” al cliente y adaptarse a sus necesidades, para operar con calidad y en forma sustentable, para cambiar e innovar, a pesar de su mención reiterada en reportes sobre la profesión de ingeniería, no logran hallar un lugar respetable en el proceso formativo. La propia innovación tecnológica se trunca por la falta de aprendizaje de los contextos sociales en que ella florece.

La más grande minera del mundo, selecciona a sus ingenieros en entrenamiento en base a tres criterios: que tengan alguna especialidad relacionada, que se comuniquen en inglés, y que sean buenos formadores de equipos. No tienen que tener magníficas calificaciones ni dar exámenes de conocimientos, sólo tener especialidad y un desempeño razonable. No basta con que lean documentos en inglés, deben comunicarse con personas. Descartan personas que se refugian en la computadora o el escritorio para aislarse de otros, o los que buscan ascender pisoteando su entorno. Esperan líderes sociales, que creen valor sustentablemente en cada etapa de la cadena de valor, sin necesidad de supervisores, desde su manera de ser. Valoran la mente abierta.
Ya sea entonces por aumentar la “retención”, por presentar una oferta más flexible al mercado estudiantil, o por mejorar la sintonia de los egresados con las demandas del mundo del trabajo, es recomendable analizar ofertas formativas diferenciadas. Sin embargo, hay razones aún más profundas.

“El árbol deberá producir hojas cuadradas en los momentos y lugares especificados”

La formación en ciencia y tecnología se encuentra aún fuertemente ligada a las visiones, métodos y valores de la sociedad industrial de masas. Aún cuando diversas innovaciones intentan abrirse paso en el sistema educacional, en lo medular el antiguo sistema domina la tarea educativa. ¿De qué manera?

El proceso educacional es concebido centralmente como una gigantesca línea de montaje a través de la cual los estudiantes son “procesados” educativamente según “mallas curriculares”. En cada estación de esta línea (el curso), se ejecuta un programa de aprendizaje forzado con plazos fijos, basado mayoritariamente en la exposición discursiva de temas por parte de profesores, acompañado de medios de ejercitación más o menos obligatoria en forma de problemas a resolver, definiciones a recordar o demostraciones de aspectos puntuales de la teoría. El diseño curricular está centrado en una progresión racionalista de conocimiento teórico muchas veces ajeno a la experiencia del estudiante, relegando a un segundo plano con calificativos tales como “destrezas”, “formación complementaria”, “currículum oculto”, etc. a otras formas de conocimiento asociadas a la acción en momentos, lugares y contextos sociales específicos. Como el aprendizaje de esta forma es precario, debe ser medido en intervalos breves a través de quizes, tareas, certámenes e interrogaciones directas para eludir el inexorable olvido.

Algunos prefieren el aprendizaje ya tradicional en línea de montaje educativo, gobernado por profesores con amplios poderes semejando capataces de un proceso rígido, y orientado a desarrollar una certidumbre ideológica desde disciplinas presentadas como sistemas coherentes de conocimiento, muchas veces abstraídos de sus contextos. Esto es lo “probado”. La formación tradicional de ingeniería adhiere fuertemente a la vertiente racionalista, y presenta dificultades tanto por una elevada tasa de fracaso inicial como por el desarrollo de perfiles más bien conservadores, habituados a ambientes autoritarios poco abiertos a la innovación y dependientes de empleos creados por terceros. En forma anecdótica, este perfil profesional fue descrito durante entrevistas para la acreditación en analogía con la profesión de chofer: “conoce muy bien cómo hacerlo, pero hay que decirle para dónde ir”.

Hay una similitud no casual entre estas formas operacionales de la educación y los principios de administración científica propuestos por F.W. Taylor para el trabajo fabril a comienzos del siglo XX. El contexto forzado de este aprendizaje, tal como lo ha mostrado Echeverría, lleva implícito el miedo como emoción básica. No hay espacio para el error como medio de aprendizaje. Las malas notas son imborrables si es que no se ha aprendido en el plazo prescrito, y la única concesión es una tolerancia al fracaso reflejada en que se puede aprobar con una nota promedio apenas superior a la mitad de la máxima posible.

“La verdad objetiva, un argumento para obligar, amenazar y paralizar”

Se educa bajo el supuesto implícito de que existe una realidad objetiva independiente del observador y la circunstancia, y que la verdad consiste en tener acceso a esa realidad. Aunque esta visión sirvió para el desarrollo de la ciencia física y química (los sistemas que no aprenden), no tiene ningún asidero neurológico (Maturana, Varela). La mente no puede conocer ninguna realidad objetiva. La realidad es un constructo siempre cambiante a través de la comunicación, y esto se aplica especialmente a todas las conversaciones humanas (los sistemas que aprenden), incluidas las conversaciones de negocios y las de creación de innovaciones tecnológicas (Flores). Constituye un campo específico de aprendizaje el conversar creativamente para paso a paso elaborar propuestas innovativas, a sabiendas de que no hay verdaderas ni falsas, sólo eficaces e ineficaces. Los estudiantes tienen escasa o ninguna conciencia de esta dinámica y de las implicancias para su ejercicio profesional presente y futuro.

La jornada estudiantil flexible

Un sistema continuo de formación no sólo debe eliminar las barreras que obstruyen el ingreso o invalidan la formación previa, sino que debe facilitar el tránsito desde el mundo laboral al formativo. Ya no se trata del progreso continuo a un saber cada vez más “elevado” e indiscutible, sino de hacerse cargo de que el conocimiento obsolesce, y que se requiere vías expeditas para mantener la adaptación laboral o la capacidad empresarial. Si en la etapa inicial es fundamental el desarrollo de flexibilidad para continuar aprendiendo siempre, en las etapas posteriores es importante la flexibilidad de horario para posibilitar el trabajo. La solución más frecuente es el régimen vespertino. Sin embargo, también hay que estar abiertos a jornadas diurnas parciales que permitan a los estudiantes compatibilizar su formación con la necesidad de producir ingresos o cuidar de sus familias. Existen cada vez más oportunidades de trabajo a tiempo parcial, suficiente para sostenerse mientras los créditos educacionales financian el costo de la formación misma.

Imaginamos una nueva oferta formativa en ciencia y tecnología, caracterizada por los siguientes rasgos:

Currículo

• estructurado como formación continua, que permite ingreso y egreso a nivel de técnico, ingeniero, ingeniero civil y postgrado, en diversas especialidades.
• Flexibilidad para jornadas estudiantiles parciales

Mercado


• Oferta orientada preferencialmente a atender a un segmento del mercado de estudiantes que se interesa por la ingeniería primariamente como campo para desarrollar talento tecnológico y emprendedor, en contraste con jóvenes que se interesan por la ingeniería como proyección de su éxito en matemáticas en el colegio y que la perciben como una profesión que provee buena remuneración, mando, prestigio social y una vida segura. Buscar clientes en vez de empleos.

Estrategia educativa

(“la estrategia debe prevalecer sobre el programa”, Edgar Morin)

• El conocimiento es entendido como acción efectiva y responsable en un contexto dado, en contraste con las visiones racionalistas que segregan la teoría de las destrezas prácticas y sociales a las que consideran formas menores del saber. Se valora la capacidad de aprendizaje en la acción por sobre el dominio teórico estático.
• Junto al conocimiento científico aparecen como nuevos objetivos de formación la comunicación, la creatividad y la responsabilidad social.
• El nuevo eje formativo es el fortalecimiento de un yo integrado socialmente, capaz de adaptarse creativamente a una realidad cambiante mediante acciones sustentadas en un conocimiento profesional holístico.
• En vez del avance en la malla, se evalúa la complejidad y alcance del trabajo creativo realizado. En lugar de aferrarse a certidumbres, se valora la apertura a un entorno siempre cambiante.
• Un marco filosófico implícito, donde la realidad es considerada una construcción social cambiante mediante la comunicación, que demanda mente abierta y sensibilidad para el diseño, en contraste con la visión filosófica tradicional de verdad objetiva permanente que sólo cabe descubrir y descifrar bajo la mirada vigilante de autoridades. Los estudiantes tendrán una base conceptual sólida para enfrentar la innovación en el seno de organizaciones y su impacto societario.

Metodología

• Centrada en la pertenencia de los estudiantes a equipos de trabajo activo, en talleres de aproximacion holística a problemas de complejidad creciente, combinando lo técnico y lo empresarial en un marco de sustentabilidad; en contraste con la individualidad fragmentada y teórica de la sala de clases.
• utilizando extensivamente e-learning para flexibilizar el aprendizaje teórico específico, en contraste con el aprendizaje forzado a plazo perentorio del curso tradicional.
• Uso extensivo del blog como herramienta de reflexión personal y colectiva, de construcción de sentido del proceso de aprendizaje.
• Espacio físico centrado en la oficina de proyectos como laboratorio de innovación por sobre la sala de clases tradicional.
• Los estudiantes y profesores conforman equipos de trabajo, verdaderos clubes de “hacer cosas”, donde se aprende lo verdaderamente necesario para actuar en circunstancias concretas. El profesor “de hacer clases” tiene un rol reducido en este enfoque.
• Conectada constantemente con el mundo empresarial (el cliente genérico del trabajo formativo), a través de prácticas, memorias, participación en proyectos, etc.